domingo, 8 de agosto de 2010

Anhelo de todos. (10/03/2010)


Idealizar a un acompañante.

Era el hombre de mis sueños. Era la mujer de mis sueños. ¿Cuántas veces en la vida hemos escuchado frases como esas? Las personas, desde pequeños crecemos inventándonos un cuento perfecto. Fantasioso. Siempre estamos a la espera, en la búsqueda del amor. Aun no me explico a que se deba. Quizá sea la necesidad de sentir que existirá ese alguien que nos completara el alma. Tal vez solo son pensamientos absurdos que ha insertado la sociedad en nosotros. O los poetas. O los romances de las novelas. Es fácil reconocer a los enamorados. Y a los desenamorados. Lo que un día te da calor, al siguiente puede destrozarte el corazón.

En este camino, que aun no tiene destino, los amantes, firman contratos desquiciantes con Morfeo (Dios del sueño). Se entregan a las garras de la imaginación. Perdiéndose en matices inexistentes, dejan que su mente juegue y se libere, para alcanzar el nombre de su querer. Cabizbajos vagan por el mundo. Errantes como un barco sin rumbo. Aferrados a la idea de toparse con una mirada que los lleve al cielo. Los baje al infierno. Les avive la llama y los deje conocer la pasión desenfrenada. Lujuria. Tormento. Deseo. Nuevas emociones que esperan ir de la mano de un ser, hasta ahora no encontrado.

Muchos han logrado expresar con sus letras como se sienten. Como es saborear un sueño hecho realidad. Comparten con el mundo lo agradecidos que están de poder contar con ese hombre, esa mujer. Que alcanzo a cambiarle la sangre por un elixir maravilloso, que le da ritmo y sabor a ese soneto que lleva por nombre AMOR. Dándole esperanza y consuelo a aquellos que aun no han tenido la oportunidad de bailar en parejas. Arropados por el firmamento.

Así que, mientras exista un mañana, nunca será tarde para recuperar los sueños perdidos. Para intentar hallar ese gran tesoro. Distante. Codiciado. Hilarante. Debo admitirlo: juego ajedrez con la soledad porque espero poder caer en el cliché de entregarme a esa ilusión que nos roba los sentidos.


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